miércoles, 18 de agosto de 2010

"A la mina no voy"

Desde los tiempos del auge del salitre que estos esforzados trabajadores reciben un trato paupérrimo y sueldos indignos. Trabajadores que con su vida llenan los bolsillos de empresarios que ni siquiera se preocupan de la dignidad y de buenas condiciones laborales. Bueno, los empresarios en general nunca se han preocupado de estos temas, claro, existen excepciones, pero son solo eso “excepciones”.

Da rabia, pena e impotencia ver que autoridades, servicios y los pocos fiscalizadores que existen para estos menesteres no cumplan bien su labor. El lunes recién pasado los diputados Fidel Espinoza, Luis Lemus y Denise Pascal hicieron público un informe de fiscalización elaborado por la Dirección del Trabajo con fecha del 9 de julio de 2010. Dicho informe advertí¬a sobre peligro para los trabajadores, producto de las deficientes normas de seguridad en el yacimiento San José de Copiapó. Según el diputado PS Espinoza, "la Dirección del Trabajo tení¬a facultades para suspender faenas “



Existen varias interrogantes luego de enterarse de este informe ¿Por qué no se hizo nada al respecto? ¿Qué debe contener un informe escrito por un fiscalizador para que una faena pueda ser paralizada? ¿Por qué no se habían hecho público todos estos datos cuando gobierno lo primero que trató de decir que solamente el gobierno anterior tení¬a responsabilidades en este trágico hecho? De nada sirven las escusas, de nada sirve las cosas que no se hicieron, de nada sirve hacer “lo humanamente posible” cuando se debieron hacer las cosas en su tiempo y de buena forma.

No quiero hacer de esto un debate sobre la lucha de clases, pero claramente los mineros de nuestro país siempre sacan la peor tajada en su valeroso trabajo. Siempre se escuchan frases de “esperamos que nunca más pasen estas cosas”, pero siempre quedan en eso, frases.

El tiempo juega en contra, y si bien los familiares de las víctimas siguen con su fe intacta y esperando los rescates de sus hijos, esposos, padres o amigos de ese lugar, el ánimo de las autoridades y especialistas en sus declaraciones son más, su ánimo ya no es el mismo. Las condiciones de trabajo no son fáciles, en cualquier minuto ocurren derrumbes, lo que hace menos probable que rescatistas puedan llegar al supuesto lugar en donde se encontrarían los mineros.
Espero que Dios acompañe y dé fuerza a todos los familiares de los 33 mineros atrapados en Copiapó, también acompañe a todos quienes hacen su mejor esfuerzo por sacar a cada uno de nuestros compatriotas con vida de ese oscuro y tenebroso lugar.

La última estrofa de la canción “A la mina no voy” interpretada por Quilapayún, resume, creo yo, el sentir de muchos de los mineros de nuestro país a lo largo de la historia.

El blanco vive en su casa
de madera con balcón.
El negro en rancho de paja
en un solo paredón.

Y aunque mi amo me mate
a la mina no voy
yo no quiero morirme
en un socavón.

Don Pedro es tu amo
él te compró
se compran las cosas
a los hombres no.

En la mina brilla el oro
al fondo del socavón
el blanco se lleva todo
y al negro deja el dolor.

Cuándo vuelvo de la mina
cansado del carretón
encuentro a mi negra triste
abandonada de Dios
y a mis negritos con hambre
¿por qué esto, pregunto yo?

No hay comentarios: